Aquí fue Troya.
La expresión "aquí fue Troya" se usa para dar a entender que solo han quedado las ruinas y señales de una población o edificio, o se indica un acontecimiento desgraciado o ruinoso
Cervantes la utiliza en dos coasiones en el Quijote: la primera en 2.29: "si no fuera por los molineros que se arrojaron al agua y los sacaron en paso a entrambos (a don Quijote y a Sancho), allí había sido Troya para los dos", y en 2.66 "al salir de Barcelona volvió don Quijote a mirar el sitio donde había caído y dijo: Aquí fue Troya, aquí, mi desdicha, y no mi cobardía, se llevó mis alcanzadas glorias".
La frase procede de la Eneida (3.10-11):
Litora tunc patriae lacrymans portusque relinquo
et campos ubi Troia fuit
y, claro está, se refiere a las ruinas de Troya, ciudad asediada por los griegos durante diex años y rendida y aniquilada tras este tiempo.
Asociada a esta frase aparecen otras expresiones, como Arde Troya, que indica la resolución de llevar uno a cabo su gusto o propósito, sin reparar en lo que pueda sobrevenir. Se completa con la siguiente frase:
Arda Troya, pues robaron a Elena, y acábase el mundo, pues faltó de él don Facundo.
Por último, hay otra expresión que es la de ser (o parecer) la casa de Troya. En este caso el dicho procede de la novela de Pérez Lugín La casa de Troya, obra popular en los años 20 y que muestra el ambiente estudiantil de Santiago de Compostela. La casa de Troya era el lugar donde se reunían los estudiantes, y la expresión indica un lugar donde se reunen muchas personas en medio de un gran desorden y alboroto.